Elecciones norteamericanas 2024, paso a paso
La democracia norteamericana es considerada mundialmente como una de las más estables y sólidas. Dicha solidez se basa, fundamentalmente, en un sistema electoral bastante robusto y complejo que difiere bastante de los procesos electorales en el resto de países democráticos del mundo. Si bien todos tenemos anclada la idea de democracia clásica directa de, “un ciudadano, igual a un voto”, en Estados Unidos esta regla no aplica estrictamente. En contraste, el proceso de elección de figuras como la presidencial, se realiza mediante un proceso de democracia indirecta a través de un colegio electoral. Razón por la cual, cada elección presidencial, realizada cada cuatro años, conlleva un procedimiento bastante largo y complejo entre los principales partidos.
Elecciones internas republicanas
Este año, y considerando que por calendario se deben celebrar elecciones generales, las campañas internas ya han comenzado. Desde 2023, miembros de los dos partidos más representativos, Republicano y Demócrata, se han presentado como precandidatos de sus organizaciones para disputar las elecciones primarias. Desde esta primera fase, figuras de alta popularidad, como el actual presidente Joe Biden y el exmandatario Donald Trump, han captado la mayor parte de la atención mediática. Sin embargo, a nivel interno todavía no hay nada definido. La razón es que, oficialmente, el proceso de elecciones primarias apenas comenzó el pasado 15 de enero. De esta fecha hasta el próximo mes de junio, tanto los partidos como todos los estados confederados, deberán elegir un candidato único que les represente para las elecciones generales. De hecho, aprovecho para recomendar la película documental «Mayor Pete» o en español el Alcalde Pete, que está en amazon Prime, y que versa sobre la candidatura en primarias demócrata de Pete Buttigieg y que muestra una campaña en unas primarias desde adentro y desde el principio.
En este punto, una de las candidaturas que más revuelo genera es la del Partido Republicano. La excéntrica figura del expresidente Donald Trump vuelve a la palestra para disputar la presidencia de los Estados Unidos por tercera vez desde 2016, año en que fue electo. No obstante, su candidatura aún no está definida y deberá enfrentarse en una elección interna que contempla otros candidatos. A la fecha, dos de los tres candidatos que competirían con Trump se han retirado, quedando únicamente Nikki Haley, una mujer de origen indio con la que Trump disputa el beneplácito de los 1.215 delegados que necesita a su favor, para competir en las presidenciales que se celebrarán el próximo 5 de noviembre. ¿Quién es Haley y qué tanto desafía la candidatura de Donald Trump?
Quién es Nikki Haley
Nikki Haley nació en 1972 en Carolina del Sur, en el seno de una familia inmigrante procedente de la India. Haley se graduó de ciencias de la contabilidad en la Universidad Clemson, está casada con un oficial de la Guardia Nacional, y en 2007 se convirtió de su religión original, sij, al cristianismo. Gracias a algunos aspectos, podría decirse que Nikki Haley cuenta con un perfil bastante particular y llamativo para un partido como el republicano. No obstante, su fuerte conservadurismo y la exitosa y sorpresiva carrera política emprendida en la primera década del 2000, le han dado paso dentro de esta organización, al punto de convertirse en una de sus grandes estrellas desde hace aproximadamente una década.
Su carrera política inició en el año 2004, cuando logró un escaño en el Congreso de Carolina del Sur, su estado natal. Todo esto, luego de desafiar a uno de los congresistas más veteranos de ese estado, y partiendo de un escenario no tan favorable. Así, y luego de una segunda vuelta bastante reñida, Haley logró convertirse en congresista federal, luego de ataques abiertamente xenófobos por parte de su contrincante. Sin embargo, su gran debut, y por lo que sería ampliamente conocida dentro del partido, fue por su cargo como gobernadora del estado, puesto al que logró llegar, de nuevo, no sin tropiezos en 2010.
Primera gobernadora de origen inmigrante en Carolina del Sur
En esa ocasión sus rivales, todos hombres, tenían puestos ejecutivos y legislativos muy por encima del suyo. Su único apoyo relevante era el de Mark Sanford, figura que le sirvió para acercarse al Tea Party, un movimiento conservador que defiende una fiscalidad más estricta y un perfil más antiestablishment, y del cual es bastante cercana hasta día de hoy. Inicialmente, el éxito obtenido para llegar a ser gobernadora de su estado natal, poco se basó en grandes sumas de dinero o buenos resultados en las encuestas.
Como ahora, Haley se enfrentó a un panorama bastante desolador que solo pudo revertir a través de una estrategia política de cercanía con los votantes. En ese entonces, recorrió todo el estado e interactuó con pequeños grupos de ciudadanos, logrando hacerse visible y ganar relevancia. Si bien no ganó en primera vuelta, dicha estrategia, así como su audacia para moverse en debates televisados con su rival, le permitieron ganar más popularidad y apoyos para la segunda vuelta. Lo que le permitió vencer con 10.000 votos más por encima de su principal contendor.
Haley se convirtió así en la primera gobernadora indioamericana del país, posición que le sirvió de tribuna para llamar la atención de su partido a nivel nacional y de la esfera política norteamericana en general. Tal influencia, le permitió hacer parte del gobierno de Donald Trump como embajadora de los EE. UU. ante la ONU en 2017, puesto al que finalmente renunció a finales de 2018 para volver al sector privado. Hecho que algunos interpretan como su primer paso hacia las primarias republicanas que se definen este año.
¿Qué tanto amenaza Haley la candidatura republicana de Trump?
El hecho de ser la única contrincante republicana que ha llegado hasta esta etapa de las primarias como rival de Donald Trump, dice mucho de Nikki Haley. Si bien el expresidente sigue arrasando en las encuestas, Haley no es precisamente una figura política desconocida entre los republicanos, ni entre los estadounidenses. Además, desde los inicios de su carrera política está acostumbrada a ir a contracorriente, y a lidiar con las circunstancias, rodeada de pocos apoyos en un partido y escenario dominado por hombres poderosos.
A lo largo de su candidatura actual, Nikki se ha definido como una candidata moderada, que busca romper con el “caos” que persigue a Trump, y devolver la tranquilidad a la política norteamericana. Igualmente, ha defendido la idea de relevo generacional urgente, no solo en el Partido Republicano sino también en la política nacional, cuestionando la edad tanto del expresidente Trump como del actual mandatario Joe Biden. Esta postura, al tiempo que sus propuestas conservadoras en torno a temas como restricciones al aborto y el aumento de la militarización en la frontera. Así como limitar la ciudadanía a inmigrantes, aumentar el recorte al gasto público y eliminar los subsidios a las energías renovables, han logrado llamar la atención de muchos republicanos anti-trump y otros votantes independientes que se identifican con la idea de devolverle altura y renovación a la política estadounidense.
Trump, y una candidatura casi definida
Sin embargo, y pese a haber subido tímidamente en varias encuestas en el último tramo de las primarias. Lo cierto es que, la fuerte derrota sufrida en estados clave como Iowa y New Hampshire, hace pocos días, han dejado la candidatura de Trump casi totalmente encarrilada, mientras que la de Haley pende literalmente de un hilo. Afortunadamente, Nikki es del tipo de candidatas que sabe resistir, y aún está a la espera de lo que suceda en las rondas que faltan. La primera, y más decisiva aún por tratarse de su estado natal, se celebrará en Carolina del Sur, este próximo 24 de febrero. Y la segunda se definirá, en más de 10 estados, en el Supermartes el próximo 5 de marzo.
Sobre todo, en este último escenario, porque el primero parece que será nuevamente conquistado por Trump, la campaña de Haley se está volcando hacia la conquista del voto joven, universitario y suburbano. De nuevo, la estrategia de Haley apunta a propiciar mayor cercanía con ese electorado no tan visible, ni tan decidido, pero que podría de algún modo dar sorpresas si se logra convencer. Aun así, el panorama actual muestra que la batalla parece cada vez más difícil de remontar.
Por lo pronto, y después de las dos últimas victorias de Trump, así como de una posible conquista de Carolina del Sur, todas las cartas de Haley irán al Supermartes. No obstante, desde encuestas, analistas, e incluso, los mismos partidarios de la candidata, ven las posibilidades de obtener la nominación republicana por vía democrática bastante lejana. En estas condiciones, la única posibilidad de que Trump salga de la carrera por la presidencia, sería por cuenta de los casos penales pendientes que se decidirán en los próximos dos meses. Finalmente, y con unas elecciones casi definidas, queda esperar qué decisión toma el poder judicial frente al exmandatario, pues por la vía democrática, el resultado está casi claro.
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