Trump desafía a la justicia con su arresto, ¿acertada estrategia de cara a las elecciones presidenciales?
El ex presidente de Estados Unidos ha vuelto a acaparar la atención mediática con su visita a la cárcel, donde se ha presentado por unas pocos minutos por sus presuntos delitos en horario de máxima audiencia. ¿Es esta una estrategia de comunicación política calculada o un error que le puede costar caro?
Provocar para destacar. Provocar para llamar la atención. Provocar para conseguir el titular en los medios.
Hace poco más de un año escribí un post titulado: La caída de Trump: ¿el fin de la política de las emociones? En él me contradecía con lo que siempre sostengo ante clientes, compañeros y oyentes: la emoción nos mueve y usamos la razón para justificar dicho movimiento. Sin embargo, Trump, el icono de las emociones, perdió contra el candidato más racional y aburrido que podamos imaginar.
Trump siempre ha basado su imagen pública en la provocación y la victimización. Lo hacía como empresario y lo hace como político. Su objetivo es ser el protagonista de la actualidad y generar reacciones en sus seguidores y en sus detractores.
¿La estrategia de provocación es acertada?
Trump o juega a la provocación o no tiene relato político. Su propio relato político y personal se basa en ser un provocador y extravagante.
Ya le fue bien en anteriores procesos, sobre todo el último. Aunque ojo, también tenemos que ser conscientes que el radicalismo o las excentricidades, la sobreexposición en la comunicación también puede servir para movilizar al electorado moderado o contrario a sus postulados.
Hace 4 años no consiguió su objetivo de revalidar la presidencia con esa misma estrategia de provocación. Los extremismos y radicalismos consiguen el protagonismo pero no siempre es lo más eficaz para ganar.
La provocación es una estrategia de comunicación que consigue protagonismo. En sí misma consigue un fin: la relevancia mediática, social o política. Después hay que analizar si es la más adecuada o moviliza a tus adversarios o genera un rechazo.
De entrada, esta estrategia le ha servido para liderar nuevamente la candidatura republicana, con muchísima ventaja sobre sus adversarios. Ha sido capaz de focalizar que el líder republicano con más apoyo y más opciones de volver a ser presidente sigue siendo él.
¿Será la foto policial el cartel de campaña?
Pues en gran medida puede serlo, pero viviendo una nueva forma de comunicación política y campañas electorales, multiformato, multiplataforma, con contenidos casi instantáneos, es obvio que solo será una de tantas fotos, no la única. Ahora la mayoría de las campañas utilizan distintas imágenes y seguramente el equipo de trump hará uso de esta imagen para potenciar su relato de víctima.
La foto ya es viral, ya se venden camisetas con la foto y otros productos de merchandising. Por otro lado, sigue vendiendo la idea de amaño en las elecciones y sale con cara desafiante, dejando ver que se va a enfrentar al establishment de nuevo, a pesar de todos los intentos por frenarlo.
Y la pregunta es, ¿le viene bien una “foto policial”?
Es su estrategia de comunicación. Provocar y victimización es su estrategia para estas elecciones. En esa línea de provocar y victimizarse, la foto detenido le viene muy bien para su eje de comunicación.
Primero tenía que consolidar su posición en las primarias, y bien que lo ha logrado. Después ganar las presidenciales, que es algo que no se ve tan fácil.
¿Puede beneficiar o perjudicar a su candidatura?
De momento, seguramente solo beneficie, porque esta imagen está movilizando a los suyos, lo que le ayuda en las primarias republicanas. Además de todo el dinero que está recaudando, más de 7 millones de dólares en pocas horas.
Esta estrategia está dedicada a movilizar a sus seguidores más afines y a defenderse de los ataques por la detención. Por no hablar que de alguna manera es una forma de blindarse y adelantarse a posibles ataques en caso de haberlo ocultado (pero en el caso de Trump esto no sirve).
Trump es más Trump que nunca. Es más provocador y agresor que nunca. Su estrategia es polarizar al máximo a la sociedad americana para movilizar al máximo todos sus apoyos. Quiere centrar la campaña en él. Que el marco de la campaña sea él mismo. Las denuncias, las condenas, la persecución que sufre… “no quieren que me presente, no quieren que sea candidato y voy a serlo … y volveré a la presidencia”
Trump es el referente mundial de una comunicación trasgresora, políticamente incorrecta que está cosechando apoyos en la sociedad. Ya fue presidente de Estados Unidos con esa estrategia.
Recordemos que en las últimas elecciones fue el segundo candidato a la presidencia más votado de la historia, después de Joe Biden en el mismo año. Si los demócrata no se movilizan, Trump tiene una oportunidad. Pero también es cierto que nada moviliza más a los demócratas que Donald Trump.
De entrada, esta estrategia le ha servido para liderar nuevamente el escenario político estadounidense, además de generar una nueva línea de merchandising electoral. Pero habrá que ver si le basta para recuperar la Casa Blanca.
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