Toda institución, tarde o temprano, enfrentará una crisis: escándalos, filtraciones, ataques externos, conflictos internos o situaciones imprevistas que exigen una respuesta rápida y eficaz. En estos momentos, la comunicación no es un accesorio, sino una herramienta fundamental para contener el daño, preservar la legitimidad y proyectar liderazgo.
Una crisis no destruye la reputación de una organización; lo que la destruye es cómo se comunica (o no) durante esa crisis. El silencio, las respuestas improvisadas, la falta de empatía o el exceso de triunfalismo suelen ser más letales que el hecho que desencadenó la crisis.
Lo que no debes hacer
En crisis, hay patrones de errores que se repiten con frecuencia. Algunos de los más comunes:
- Minimizar el problema: restarle importancia solo agrava la percepción pública.
- Buscar culpables externos: en vez de asumir responsabilidades, desviar la atención crea más desconfianza.
- Comunicar sin estrategia: emitir mensajes sin coordinación interna genera contradicciones y ruido.
- Esperar a tener toda la información: el tiempo de reacción es clave. Aunque no tengas todas las respuestas, puedes empezar por reconocer el problema y comprometerte a informar.
Estos puntos se abordan en el artículo Los 4 errores que hunden a un líder en plena crisis, donde se detallan ejemplos y aprendizajes clave para evitar estos fallos.
Qué debe hacer una institución ante una crisis
- Reconocer el problema con rapidez y claridad
Es mejor decir “estamos evaluando lo ocurrido y actualizaremos la información” que guardar silencio por días. - Hablar con una sola voz
Designa un portavoz único y alinea a todos los niveles de la institución para evitar contradicciones o filtraciones internas. - Mostrar empatía y asumir responsabilidad
La ciudadanía no espera perfección, pero sí transparencia, honestidad y capacidad de reacción. - Informar con regularidad y mantener el control del relato
Si tú no informas, otros lo harán por ti. Y probablemente lo harán peor. Gestionar los tiempos es tan importante como gestionar los mensajes. - Prepararse para posibles escenarios
Como se explica en el artículo Cómo superar una crisis de reputación en el ámbito político, es vital tener un plan de crisis definido, que contemple la gestión digital, el monitoreo de redes y la coordinación entre áreas.
El papel de la coherencia institucional
La reputación no se construye en tiempos de crisis. Se construye antes, con una comunicación institucional coherente, transparente y orientada al bien común. Por eso es tan importante fortalecer los canales de comunicación de manera continua, como parte de una estrategia a largo plazo.
Una institución que ha trabajado su narrativa, ha fortalecido su marca pública y tiene relaciones sólidas con medios y ciudadanía, estará en mejores condiciones para soportar una tormenta comunicacional.
Las crisis no son solo amenazas; también pueden ser oportunidades para mostrar liderazgo, humanidad y capacidad de transformación. Pero eso solo es posible si se cuenta con una comunicación clara, empática y profesional.
No basta con reaccionar: hay que planificar, entrenar y comunicar con propósito, incluso (y sobre todo) en los momentos más difíciles.
¿Tu institución está preparada para comunicar en tiempos de crisis?
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