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WhatsApp en campaña: de herramienta poderosa a riesgo si no se usa con ética


Usos de WhatsApp en una campaña política, aciertos y desaciertos

Las plataformas de comunicación instantánea como WhatsApp, han pasado de ser simples canales de mensajería entre usuarios, a grandes aliados en estrategias de marketing y comunicación. En términos de comunicación política y marketing electoral, esta red social ha ido consolidándose como una gran herramienta para la comunicación directa con el electorado.

La rapidez, simplicidad, agilidad y bajo coste de las interacciones a través de este medio, lo convierten en un excelente canal para escalar las estrategias de difusión y comunicación en una campaña política. Personalmente creo que no hay herramienta, a día de hoy, que genere mayor persuasión y capacidad de movilización.

Por eso, en esta entrada, nos enfocaremos en hablar de sus diferentes usos en campaña, y las diferentes estrategias para establecer formas de comunicación más cercana. Al tiempo que señalar aquellos aspectos que deben evitarse para garantizar un proceso electoral, transparente y democrático.

Uso de WhatsApp en campañas políticas

WhatsApp es mucho más que un canal de mensajería instantánea. Con más de 2.000 millones de usuarios a nivel global, y un alto índice de penetración en regiones como Latinoamérica, esta plataforma se ha convertido en una valiosísima herramienta de comunicación e interacción con la ciudadanía de una manera directa, personalizada y cercana.

Tanto su sistema de mensajería uno a uno, que favorece un tipo de comunicación y difusión excepcional respecto a otras redes sociales. Así como la gestión y creación de grupos o comunidades, sumado a la alta tasa de apertura de mensajes, permiten a cualquier campaña política potenciar una relación mucho más estrecha con sus electores. Y cómo no, los chatbots electorales se han convertido en una magnífica herramienta de conversación y movilización.

Sin embargo, también es importante advertir que, una estrategia de comunicación que no esté bien gestionada puede fácilmente caer en la saturación de mensajes. O bien, en la difusión de contenido poco pertinente e invasivo.

Incluso, como ya ha sucedido en varios procesos electorales alrededor del mundo, puede prestarse para la manipulación y la desinformación, afectando gravemente los procesos democráticos. Y por supuesto, la relación entre una figura política y sus electores.

Por ende, el uso inteligente de WhatsApp en campaña implica construir confianza, informar, educar y no saturar. Lo de siempre, no se trata de estar por estar, ni de comprar-contratar tecnologías por ser modernos, sino con un fin claro de comunicación, escucha y conversación. Veamos ahora qué prácticas pueden potenciar lo anterior, y cuáles lo sabotean.

Aprovecha WhatsApp para…

a). Crear y fortalecer una comunidad

WhatsApp no solo sirve para enviar mensajes, publicidad o difundir contenido político. También es un magnífico canal para crear comunidad y conectar a la ciudadanía con una propuesta política sólida, clara y atractiva.

Para ello, los grupos o listas de difusión son muy útiles, ya que permiten informar, educar en temas políticos y de campaña. Al mismo tiempo, permiten incentivar la participación en eventos, y en el mismo día de las elecciones, claro está.

Adicionalmente, permite mantener una conversación activa con el electorado y generar sentido de pertenencia, transmitiendo que un proyecto político va mucho más allá de los días de campaña.

Una comunidad de WhatsApp bien gestionada no solo estará activa el día de las elecciones, sino que también contribuirá a mantener una buena reputación y una imagen sólida en períodos no electorales.

b). Aumentar cercanía con tu electorado

Al tratarse de una aplicación de mensajería y no de un folleto institucional o un spot televisivo. WhatsApp facilita innovar y diversificar en los mensajes, profundizando a través de ellos la cercanía con el electorado.

Un emoji, GIF, nota de voz, vídeo o infografía personalizada, segmentada e instantánea, puede tener un impacto mucho más alto que otras estrategias en redes sociales o canales tradicionales.

Al respecto, no hay que olvidar que la tasa de apertura de mensajes en este canal, es hasta del 98% en relación con la del correo electrónico (25%) o incluso otras redes sociales, donde la tasa de interacción es menor. Lo anterior otorga a este canal un gran potencial de conversión en términos de interacción, visibilidad, y finalmente, votos.

c). Impulsar la participación

Otra de las grandes ventajas de WhatsApp es que su modelo de interacción (mensajería) y herramientas (encuestas y sondeos) permiten impulsar constantemente la participación del electorado, convirtiéndolo ya no solo en receptor de mensajes y de la estrategia de campaña, sino también en parte activa de la misma.

Lo anterior, no solo permite tomar el pulso alrededor de temas relevantes, impacto de estrategias comunicativas, asistencia a eventos o retroalimentación de propuestas. A su vez, fortalece el sentido de pertenencia y la creación de un proyecto colectivo, más que político.

d). Conocer mejor a tus votantes

Apartir de pequeñas encuestas, sondeos o mensajes interactivos, un equipo de campaña puede tener información de primera mano sobre las preferencias, intereses y preocupaciones de sus potenciales votantes. Esto permite ajustar mejor las estrategias de campaña, su narrativa, y por supuesto, las propuestas de cara a las necesidades de la ciudadanía, aumentando los niveles de conexión entre la figura política y las personas.

e). Diversificar y personalizar tu mensaje

Aligual que otros canales digitales o redes sociales, WhatsApp también permite segmentar mensajes y contenido acordes a públicos concretos. Si a esto sumamos el carácter directo de la comunicación y la diversidad de tipos de mensajes en los que se puede innovar. El resultado es un gran número de estrategias para lograr la atención del electorado y de oportunidades de conectarlo con la campaña.

f). Estar conectado 24 horas al día, enviando información útil

De esta característica ya hablamos en Chatbots electorales: conectando a partidos y votantes en la era digital. En síntesis, bien utilizados, facilitan responder dudas, difundir propuestas y fomentar la participación sin saturar al electorado, potenciando el vínculo con la ciudadanía y la transparencia en campaña, siempre que se usen con planificación, respeto y coherencia con los valores del proyecto político.

Evita usar WhatsApp para…

  1. Desinformar y difundir fake news

La diversidad de ventajas comunicativas y de difusión ya mencionadas, desafortunadamente también han convertido WhatsApp en un canal exitoso en la propagación de información falsa y manipulación.

Especialmente en contextos electorales, diferentes campañas han sido protagonistas en un uso altamente cuestionable y peligroso de este medio. Por lo tanto, esta es una de las principales prácticas a evitar y denunciar públicamente.

Aprovechar la inmediatez de esta app para virilizar información sin verificar puede dañar gravemente la reputación de una candidatura, aumentar la polarización y erosionar la confianza democrática.

Por lo tanto, es fundamental recordar que cada mensaje compartido debe tener respaldo, fuentes y un sentido ético y político honesto y transparente.

Ni imaginan la cantidad de herramientas actuales que hay en el mercado para realizar envíos masivos de whatsapp a bases de datos de dudosa procedencia.

  1. Manipular

Debido a su alta tasa de respuesta y penetración, WhatsApp se ha convertido en una gran herramienta de manipulación social y política altamente eficiente. En consecuencia, es muy importante advertir que, usar WhatsApp para alterar percepciones sin ofrecer información clara, útil y honesta socava la credibilidad de cualquier proyecto político y mina el vínculo con los votantes.

Asimismo, genera un clima de polarización social y política que profundiza la crisis de credibilidad y legitimidad democrática a la que nos enfrentamos como sociedad actualmente.

  1. Difundir mensajes de odio

En un contexto de polarización política global, como en el que nos encontramos actualmente, usar este tipo de canales para difundir mensajes de odio no hace más que socavar la estabilidad social e institucional. Igualmente, obstaculizar más los procesos electorales, cargándolos de división y violencia. Por no hablar de que amplifican el ya consabido eco digital o cámaras de resonancia.

Por lo tanto, informar, educar, promover la transparencia y la participación a través de medios tan efectivos como WhatsApp debe ser la base de toda campaña seria y coherente.

  1. Difusión de contenido invasivo y poco relevante

Al ser un canal de comunicación directa, el ritmo y sentido de la misma debe ser más cuidadoso. Enviar mensajes a cualquier hora, en exceso o con información irrelevante genera un efecto contraproducente: el bloqueo o la indiferencia. Siempre digo lo mismo, de nada tiene sentido tener cientos de números de teléfonos o whatsapp, listas o grupos de difusión, … si luego te tienen silenciado y nadie lee tus mensajes, es más, en muchas ocasiones te tendrán bloqueado y cuando quieras enviar un mensaje importante, no será leído ni atendido.

WhatsApp es un canal personal y cercano, por eso su uso debe ser pertinente y dosificado. En este sentido, para lograr un impacto positivo, el contenido difundido debe aportar valor, información clara y transparente, así como estar alineado con los intereses del electorado. Enviar cadenas, memes o publicidad repetitiva es garantía de rechazo.

  1. Vigilancia y sustracción de datos

La preocupación por la privacidad y el uso indebido de datos personales es cada vez más un tema sensible en diferentes entornos. En este sentido, la obtención y uso indebido de datos personales —como números de teléfono o ubicaciones— sin consentimiento explícito, no solo es éticamente cuestionable, sino también ilegal en muchos países, y por supuesto, genera desconfianza.

En consecuencia, las campañas deben apostar por la transparencia y el respeto a la privacidad como valores estratégicos y comunicativos.

Entre ética y estrategia

La implementación exitosa de canales digitales o redes sociales en comunicación política debe partir del reconocimiento de que cada canal tiene su propio lenguaje, límites y potencialidades. Es decir, su uso no debe reducirse a una herramienta de envío masivo ni a un megáfono de propaganda. Más bien, debe entenderse como un espacio de conversación coherente, directa, segmentada y cercana con los ciudadanos.

En el caso de WhatsApp, su gran ventaja está en la capacidad para generar vínculo, visibilidad y respuestas inmediatas. Sin embargo, esto también implica una enorme responsabilidad: la de no cruzar la línea entre la información útil y la manipulación; o entre el contacto directo y la intromisión.

Por ende, más allá de usar estos canales para convertir su impacto en votos, se trata también de usarlos con propósitos más robustos, con estrategia y con ética. Más que nunca, la política necesita canales que ayuden a reconstruir o transformar la confianza de la ciudadanía a un nuevo capítulo que supere la división y apatía. Y esto empieza en cómo usamos cada mensaje, cada grupo y cada herramienta.

Como hemos visto, un buen uso de WhatsApp puede ser una de las herramientas más efectivas para humanizar una campaña, escuchar de verdad y construir comunidad. Por el contrario, sus malas prácticas solo empeorarán el panorama. Si ahora quieres implementar una estrategia de conexión real con tus votantes o generar una conversación cercana con tus vecinos, puedo ayudarte a diseñar y ejecutar un plan que potencie tu campaña de forma responsable, efectiva y cercana. Contáctame y lo trabajamos juntos.

En este día...

Ramón

Apasionado del Conocimiento Libre y de las personas. Autor de Software Libre y Comunicación

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