Hoy en día es muy fácil no seguir avanzando, estancarse, no seguir creando nuevos proyectos o mejoras para la ciudadanía y directamente echarle la culpa a la famosa crisis. Cuando realmente lo que hay es una enorme falta de ideas, valores y sobre todo de valentía. Ya está bien de hablar de crisis como la palabra que cubre todo el despilfarro existente, toda la mediocridad y toda la pasividad de nuestros dirigentes. Necesitamos líderes valientes, responsables políticos y/o técnicos que no recurran a tópicos y recurrentes excusas para no realizar su trabajo, para no cumplir con su responsabilidad. Así comienza este nuevo post que escribí la semana pasada para Nacion Red.
Esa valentía o coraje por apostar por lo nuevo, por lo que suma, crea, construye y no por todo lo que ha supuesto este retroceso, el ladrillo, los modelos agotados, caducos, rancios,… la gran marca/consultora, la típica afirmación de muchos responsables: «Mejor equivocarme apostando por encargarle un trabajo a una gran empresa que hacerlo apostando por una pequeña y especializada empresa» ¿Triste, verdad? pero… muy constantemente recurrido. Algunas regiones o municipios prefieren marcar su propio ritmo, atrayendo talento o aprovechando el que ya tienen, como el archiconocido caso de Abla, en el que un grupo de innovadores, liderados por el famoso y querido Paco Fernández, amantes de su pueblo, de la aplicación de las tecnologías en el beneficio de su ciudadanía, apoyados por los responsables políticos, crean, generan ilusión, innovación, progreso, mejoras, y … ¿por qué no decirlo?, una marca de innovación, calidad y progreso.
Igual ocurrió hace unos años en Extremadura, aunque lamentablemente cada día quede menos de todo aquello, con la apuesta decidida por el software libre, o la apuesta de otros gobiernos, tanto nacionales como internacionales.
Sin embargo, otras regiones, comarcas o municipios, o incluso empresas, en lugar de aprovechar sus recursos, sus talentos o atraerlos, van a contracorriente y como que parece que aunque existan factores para el éxito, ellos prefieren destruirlos, apartarlos, … condenando a su ciudadanía a perder esa gran oportunidad, en ocasiones relacionadas con la atracción de nuevos proyectos, nuevas ideas, innovaciones, empleo,… En ocasiones frustrando u olvidando a personas tractoras de innovación, de nuevas formas de crear riqueza para la región,… porque, o bien no son escuchadas, o lo que es peor, en muchas ocasiones son expulsadas de sus regiones, de sus entornos,… por realizar actuaciones totalmente descoordinadas, carentes de sentido o directamente enfocadas por modas. Por eso, cuando hablamos de crisis de valores, de ideas, de innovación,… ya no hablo sólo de software libre para gobiernos en crisis, ahorro de millones de euros, el despilfarro del dinero por falta de visión, o la falta de estrategia, hablo de que se sigue creando la bola más grande e imparable, la llamada política del ladrillo, sin que nadie o muy pocos luchen contra esa inercia. Y al final, retomar la pregunta ¿Crisis económica o de modelo?
Es el momento de los valientes, de los innovadores, de los que no asumen que las cosas deban estar tan mal y que hay que luchar por el progreso, por la ciudadanía, por la creación de riqueza, de empleo, … es igualmente el momento del software libre, de la lucha contra la crisis.
Y yo me pregunto una vez más, ¿por qué no escuchamos a Einstein?
“No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche. Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar “superado”. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y sus penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque en crisis todo viento es caricia. Hablar de Crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora: que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”
¿No hay valientes? ¿no hay innovadores en las administraciones públicas? Yo estoy convencido que si, que los hay y muchos más de los que imaginamos, y ahora es el momento de demostrarlo. No me resigno a ver como algunos cortoplacistas siguen apostando por los grandes titulares, las grandes multinacionales, la apuesta del no riesgo y el despilfarro, el miedo a innovar y mejor no hacer nada,… con el dinero que no es suyo, con el dinero público que es el de todos. ¡Y lo que es peor, les sale gratis!
Mi última reflexión es aún más compleja, ¿quienes son más culpables, aquellos que no tienen talento y no saben atraerlo, o aquellos que habiéndolo tenido muy cercano prefieren despreciarlo, marginarlo o incluso alejarlo de sus municipios?