Está claro que la era digital ha desplegado un conjunto de posibilidades para potenciar procesos comunicativos de largo alcance e impacto. Como ya lo hemos advertido en diferentes entradas, en términos de comunicación política, esta nueva era está permitiendo generar otras dinámicas de difusión de información, interacción y estrategias de campaña que, décadas atrás ni siquiera hubiéramos imaginado. No obstante, como cualquier proceso de cambio, no sólo podemos quedarnos con una de sus facetas. Y corresponde a nuestro enfoque como expertos en comunicación política, señalar y también advertir sobre dinámicas de desinformación y manipulación, igualmente posibles, gracias al avance de los medios y plataformas digitales.
Desinformación Digital: Las Fake News y su Asedio a la Democracia y Campañas Electorales en la Era de la Información
Nos referimos concretamente al fenómeno de las fake news, la oleada de desinformación que generan y los efectos perjudiciales que han tenido y siguen teniendo en nuestras democracias y procesos electorales. En esta entrada nos acercaremos un poco a este fenómeno con el fin de caracterizarlo y señalar cuáles son los efectos negativos que cada vez más están erosionando más los procesos democráticos en todo el mundo.
Aunque realmente suene paradójico hablar de una crisis de desinformación en la era de la información. Precisamente, no hay frase que pudiera definir mejor nuestro contexto actual. Tal como lo han reconocido varios gobiernos e instituciones en el mundo, la desinformación es una de las mayores preocupaciones de los países democráticos hoy en día. Las fake news encabezan este proceso como la principal herramienta para confundir y manipular la opinión pública, y por esta vía erosionar la confianza de la ciudadanía en los procesos democráticos, sus gobiernos e instituciones. Por lo tanto, representan una gran amenaza para la libertad y todos los principios democráticos en general.
Si bien podría afirmarse que la intención de dividir y manipular la opinión pública no es en sí un fenómeno nuevo. Lo que sí es cierto es que, en un contexto de hiperconectividad e intercambio masivo de datos e información, el interés de sectores o individuos por desinformar y manipular tiene, como ya lo han evidenciado diversas experiencias en el mundo entero, efectos devastadores para la sociedad y la democracia.
De acuerdo con Moya (2019), las fake news se definen a partir de dos elementos característicos. En primer lugar, las fake news son un conjunto de información no veraz, cuya publicación y difusión tiene el objetivo de engañar y confundir a sus receptores con un propósito propagandístico. En segundo lugar, es información descontextualizada que, si bien puede tener rasgos de veracidad, se aprovecha y difunde en una circunstancia particular de forma malintencionada para generar confusión y desinformación. Además de desorientar la opinión pública y dividirla, las fake news por lo general son difundidas con intenciones mucho más profundas. Las cuales, por supuesto responden a intereses políticos, electorales, económicos, o simplemente para sembrar caos colectivo y pánico.
Otras características de este tipo de noticias o información tienen que ver, por supuesto, con la masividad e impacto, gracias a las plataformas y medios que se usan para difundirlas. Así como con su carácter sensacionalista, el cual apunta justamente a movilizar las emociones colectivas a través de contenidos polémicos que llamen la atención y alteren la percepción de la realidad del público. Generando así división o polarización de la opinión.
Al respecto hay que añadir que la irrupción de la IA en el último tiempo, ha sofisticado los efectos y el impacto de las fake news. Ya no solo se trata de información falsa que circula y se difunde masivamente. Sino también de piezas como videos o imágenes creadas de manera artificial que “soportan” esta información y que construyen una narrativa paralela y ficticia cuyas características parecen casi imposibles de discernir de la realidad y la verdad. Es decir, se crean hechos, junto con datos (artificiales) que los soportan, generando la sensación de que el hecho narrado, siendo totalmente falso o inventado, termina pareciendo real. Además, con una capacidad de difusión tal que termina por convertirse en una falsa verdad a voces, muchas veces difícil de controlar y frenar. Y ya saben, hoy en día lo que buscamos en internet es información que confirme lo que pensamos.
De acuerdo con el politólogo Daniel Zovatto, la profunda crisis de representatividad que vive la democracia. La cual se expresa en una percepción generalizada de falta de conexión entre los políticos y la ciudadanía, es decir, que ésta no se siente representada ni cuidada por quienes ha elegido. Más el debilitamiento, y falta de credibilidad en los partidos políticos y gobiernos. Ha generado un terreno fértil para las fake news que difunden candidatos, movimientos o representantes de intereses antisistema. Diversos ejemplos por todo el mundo están demostrando cómo este fenómeno está fragmentando los cimientos de la democracia y dificultando consensos.
Veamos algunas de las esferas en que se ve afectada:
Como hemos contado en numerosos post en este blog, la irrupción de las fake news ha afectado considerablemente los procesos electorales, desde la participación ciudadana, hasta la credibilidad y legitimidad de candidatos. Este tipo de noticias tienen el potencial de poner no sólo en cuestión a los candidatos, sus perfiles y propuestas. Sino también a todo el proceso electoral, restándole legitimidad y credibilidad. Igualmente, ha servido en muchos casos para crear una división enorme entre la ciudadanía. Veamos en detalle cada uno de estos aspectos.
En experiencias recientes como la estadounidense o la brasilera, todas estas características han decantado en acciones violentas y masivas por parte de simpatizantes del candidato perdedor (Trump y Bolsonaro respectivamente) para reclamar sobre los supuestos resultados manipulados. Dichas acciones, que han puesto en vilo la estabilidad de los nuevos gobiernos deberían alertar aún más a las autoridades e instituciones a nivel mundial sobre el peligro de la desinformación de masas. Ya que este tipo de alcances y efectos podrían, en un futuro, tener mayores repercusiones afectando seria y definitivamente a procesos democráticos y países enteros.
Ahora bien, conocemos los perjuicios que generan la desinformación o fake news, pero… ¿cómo vencer a esta terrible lacra de las Sociedad del Siglo XXI? Aquí mi respuesta: Desafíos y Soluciones en la Era de la Desinformación: La Lucha Contra las Fake News
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