Todos somos conscientes de las millones de ventajas que ha traído el acceso a Internet y a las redes sociales, pero a la vez hay que ampliar la consciencia de los riesgos que tenemos al hacer uso de estas herramientas. Los delincuentes del siglo XXI se esconden detrás de una aparentemente inofensiva cuenta de Facebook o de un simple número de WhatsApp, y no dudarán en sacar provecho si te encuentran desprevenido. Pero… ¿sabes cómo reconocerlos y de los métodos que tienes en tus manos para evitar ser una víctima más de los delitos virtuales que cada día son más comunes?.
Identidades falsas, la eterna mejor amiga de los maleantes
Es bien sabido que para sus múltiples fechorías hay una estrategia frecuente: Falsificar identidades. El asunto es que mientras antes requería costosos procesos de papeleo y tener al menos un cómplice dentro de las instituciones del estado, ahora no hace falta más que inventarse un correo electrónico y abrirse una cuenta en cualquiera de las redes sociales con el nombre y datos de su preferencia. Las redes en infinidad de ocasiones no verifican identidad, y por lo general son gratuitas ¿Qué más podrían pedir?
Esto ha contribuido a delitos atroces como la violación y el secuestro, muy a menudo contra menores de edad por ser más susceptibles al engaño. Las redes sociales más utilizadas para este tipo de delitos son Facebook e Instagram, ya que además son sitios en los que los usuarios comparten su cotidianidad y tienden a revelar de manera inconsciente datos confidenciales de su ubicación, sus rutinas, sus pertenencias y sus relaciones cercanas.
Veamos más de cerca cómo reconocer la amenaza en estas redes sociales y cómo evitarla.
Facebook e Instagram: Tesoros de información personal
¿No te decía tu mamá cuando eras pequeño que no hablaras con extraños? Pues esa frase está ahora más vigente que nunca. Ahora los extraños no se acercan a ti en la calle, sino que te saludan a través de internet y se las arreglan para hacerse tus amigos. Pareciera que no es tan peligroso como en la calle, pero ¡al contrario! ¡Es aún más peligroso!
Facebook e Instagram son redes sociales en las que la gente comparte detalles sobre su vida cotidiana. Las famosas “historias” de estas redes son a menudo utilizadas para dar updates (actualizaciones) de lo que las personas están haciendo en el día, en sus trabajos, en sus centros de estudio, actividades recreativas, viajes y demás. El problema llega cuando estos updates son vistos por una persona con malas intenciones.
Cosas tan sencillas como revelar la insignia de una universidad o colegio, compartir una foto de la fachada de tu casa, o informar a dónde irás a pasear el fin de semana pueden convertirse en justo lo que el bribón necesita para planear un secuestro o una violación.
Pero seguro estás pensando: “Yo no tengo a ningún bribón agregado a mis redes”. En ese caso te informo que no hay forma de asegurar al 100% la privacidad de tus datos en las redes. Por un lado, cualquier persona puede suplantar la identidad de un amigo tuyo. Se abre una cuenta con su foto y su nombre y no hace falta mucho más para que lo aceptes entre tus contactos y pueda ver toda tu información.
Si eso no te convence, puede pasar que a un verdadero amigo tuyo se le quede abierta su cuenta de Facebook en su trabajo, y algún extraño puede explorarla y simplemente descargar tus fotos y recolectar tu información. Y estas son apenas dos de las muchas situaciones en que la seguridad de tus redes se escapa por completo de tus manos. Es por eso que te recomiendo una serie de medidas preventivas:
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Configura tus redes sociales y las publicaciones como privadas.
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Elimina de tus redes sociales información de contacto directo: Teléfono, dirección, lugar en que estudias o trabajas.
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Acepta como amigo sólo a aquellos con quien hayas tratado en persona y acrediten confianza.
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Si recibes una solicitud de una segunda cuenta de un amigo que ya tienes agregado, pregúntale a la vieja cuenta: ¿eres tú quién me acaba de enviar una nueva solicitud de amistad?
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No publiques nada que pueda revelar tu ubicación actual o futura (insignias; planes de viaje; fachadas de tu casa, colegio o trabajo; rutas de transporte que usas; foto de tu auto, etc.)
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No compartas datos que revelen tus ingresos económicos.
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No pases datos bancarios por inbox, y si es absolutamente necesario enviarlo a una persona de confianza, pídele que por favor borre todos los datos justo después de leerlos y también hazlo tú.
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Nunca reveles datos sobre tu familia o amigos cercanos: Nombres completos, números de teléfono, dónde viven. Recuerda que si alguien está planeando un secuestro necesita saber quiénes te tienen más afecto para pedirles la recompensa.
Pero el secuestro no es el único riesgo al que te enfrentas. Las redes sociales les dan tanto poder a los delincuentes que muchas veces ni siquiera necesitan acercarse a ti físicamente para conseguir lo que quieren. Les basta tener un poco de tu información personal y tu número de teléfono y hacen lo que se conoce como “Secuestro virtual”, el cual no es otra cosa que una moderna forma de extorsión y es de lo otro que justo venía a contar para que nunca seas una víctima.
WhatsApp y los secuestros virtuales
Imagina que alguien te manda un mensaje alterado y grosero por WhatsApp:
“No quiero chistecitos, tengo a tu mamá secuestrada, me dio tu número y quiero mi dinero, no tengo tiempo para estupideces, le voy a volar los sesos si no sigues mis instrucciones”
El remitente sabe el nombre de tu mamá, el sitio donde vive, cómo luce… ¿Qué otra cosa podrías pensar además de que realmente la tiene secuestrada? Te invade el pánico. Si no sigues las instrucciones esa persona realmente podría matar a tu mamá. Es mejor obedecer.
NO. NO LO ES. Al obedecer terminarás facilitándole las cosas a un delincuente que está usando información sacada de las redes y que nunca ha visto en persona a tu mamá. El modus operandi es manipularte y sacarte dinero, o exigirte que destruyas tu celular y te alejes de tus sitios habituales para convencer a tus familiares de que tú has sido secuestrado y así conseguir una suma aún mayor.
El WhatsApp es también una red gratuita, y el mensaje llega sin necesidad de que el número remitente sea agregado o aceptado, por lo que estos rufianes se dedican a intentar esto con cientos de personas al día hasta que alguna cae en el truco y sigue sus instrucciones.
Además de todas las recomendaciones de arriba, esto es lo que tienes que hacer para evitar esta situación:
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Crea un grupo cerrado de WhatsApp con tus familiares y amistades cercanas para que se den constantes actualizaciones de ubicación y nadie pueda engañarte.
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Desactiva el “visto” de tu WhatsApp, así el secuestrador no podrá saber si ya has recibido su amenaza y tendrás tiempo de tratar de localizar a tu familiar.
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Aun cuando no lo localices de inmediato, nunca sigas las instrucciones de un secuestrador. No respondas y avisa a las autoridades.
Recuerda que aun cuando creas que el peligro es real, nunca estarás más capacitado que las autoridades para manejar un secuestro. El secuestrador bien podría conseguir el dinero y aun así hacerle daño a tu familiar. Obedecer y no informar a las autoridades es precisamente lo que el secuestrador necesita que hagas para que su plan funcione. Para rescatar a tu familiar tienes que hacer justo lo contrario: sabotear ese plan.
Con suerte, si consideras toda esta información que te he dado y pones en práctica las medidas preventivas con tus redes, ¡nunca tendrás que enfrentarte a ninguno de estos peligros! Ponte las pilas y ¡navega con cuidado!