Soy un apasionado del conocimiento libre, así como un convencido de la economía colaborativa, entendiendo la misma como una aplicación más de lo que supone la Sociedad del Conocimiento y la eliminación de intermediarios. Sumado a que si por ejemplo compartes coche, casa o cualquier otro servicio suele ser gente con mentalidad abierta, extrovertida y que suele tener temas interesantes que compartir (siempre he tenido buenas experiencias).
La economía colaborativa permite la interconexión de particulares y por lo tanto permite el viejo modelo del trueque, ahora sin limitación física. Es el sector que más crecimiento experimenta, según la revista Forbes, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) calculó que el consumo colaborativo generó el año pasado 26 mil millones de dólares en el mundo y dejó beneficios por 3 mil 500 millones.
Y aunque pudiera parecer que todo es bueno, también es cierto que la economía colaborativa puede convertirse en una nueva manera de generar desigualdad, de fomentar más el control de las transnacionales y de inseguridades por la falta de regulación, algo que realmente está generando mucha desinformación, polémica e incluso, por no decirlo, competencia desleal. Creo que en este sentido, juega un papel importante la ley de la fractura y la lentitud de las administraciones públicas para acometer procesos disruptivos.Leer más »Sobre la economía colaborativa y como Uber, el servicio bueno, bonito y barato se acaba en Costa Rica