Con las medidas de distanciamiento que se han debido aplicar para contrarrestar el avance del coronavirus, no han sido pocas las propuestas de poner en práctica sistemas de voto alternativos al clásico, pero cada propuesta tiene su limitante.
El voto por correo demanda invertir un gran presupuesto en material de impresión y logística, para el envío de todas las papeletas, y además se toma alrededor de 3 días para terminar de contabilizar los votos. El voto por app móvil todavía no ha sido testeado lo suficiente para garantizar su inmunidad ante vulnerabilidades, y no se puede ignorar que aún existe una parte de la población que no tiene acceso a Internet y/o a un smartphone.
¿Y qué hay del televoto? Un sistema de votación a través de llamada telefónica para calificar a los candidatos, tan familiar para todos los que alguna vez han disfrutado del Festival la Canción de Eurovisión. Requiere cierta inversión en preparar los equipos telefónicos que recibirán las llamadas, y será necesario una campaña informativa para enseñar a utilizar este tipo de voto en elecciones gubernamentales, pero podría funcionar, aunque… honestamente no me convence en absoluto.
¿Vale la pena el televoto como alternativa de votación en cuarentena? ¿Es una buena inversión en esta época, o resulta mejor esperar a que se termine de diseñar una app confiable para votación electrónica?
A continuación, voy a compartir esta breve investigación para determinar si el televoto, bajo las condiciones de aislamiento que tenemos por coronavirus, tiene o no tiene el potencial para garantizar el derecho al voto de toda la población.
En 1997 el Festival de la Canción de Eurovisión puso en práctica por primera vez el sistema de televoto. Se trata de un sistema que permite a todos los espectadores del concurso de canto, desde sus casas, en los más de 40 países que retransmitían el programa, hacer una llamada para asignarle puntuaciones a los participantes de los demás países, y así ejercer la misma función del jurado: determinar el ganador del concurso.
A través de este sistema se dio paso a la democracia en los programas de concurso y/o competencias nacionales e internacionales, televisadas o al menos transmitidas por radio.
Con el televoto de Eurovisión se mantiene la representación de los jurados, los cuales son escogidos por su país dependiendo de su carrera musical y su manejo de las técnicas de canto, por lo que se aplica la relación de 50%-50% de decisión para los jueces y para el televoto respectivamente.
Los jurados, además, tienen la importante responsabilidad de respaldar el correcto funcionamiento del sistema de votación cuando el televoto no se lleva a cabo de manera exitosa. Pueden ocurrir fallas en la señal de telecomunicaciones, o eventualidades de cualquier tipo que obliguen a interrumpir la transmisión en el país receptor, por lo que los electores no pueden hacer llegar su opinión, y todo el voto de ese país queda en manos del juez que hayan enviado en su representación.
En el 2002 se sumó la opción de realizar las votaciones a través de mensaje de texto (SMS), y en el 2013 se desarrolló una app para mantener informados a los seguidores, con los nombres de las canciones y artistas participantes por cada país. Esta app no ofrece opción para realizar el voto online sino que redirige el voto hacia el mensaje de texto, por lo que aún no se puede afirmar que se puedan realizar votaciones en línea para el Festival de la Canción de Eurovisión.
De cualquier manera, la tecnología que utiliza el televoto para garantizar las votaciones a través del teléfono no se si será más confiable que la tecnología que se ha desarrollado hasta ahora para las aplicaciones de voto. En la votación por teléfono se pueden programar límites, por ejemplo, las 20 llamadas máximas que permite el televoto de Eurovisión por cada número de teléfono.
Las llamadas son el principal método de retorno de la inversión para los productores de Eurovisión, así que es comprensible que no opten por limitar más la cantidad de votos por cada espectador, pero sí resulta muy conveniente limitar las llamadas por cada individuo si se trata de realizar un proceso electoral político, junto a otro par de medidas para garantizar que la validez de 1 solo voto por cada individuo, y garantizar que sea una llamada directa a una línea gratuita, como las de 0800.
Es de gran interés aclarar que el voto que se realiza a través del televoto no se trata del voto político tradicional en el que escoges el nombre del candidato o candidata participante que más te gusta.
El voto del televoto está pensado para evaluar el desempeño de todos los participantes, y por lo tanto conviene distribuir una calificación cualitativa. En lugar de escoger al ganador, tanto los jurados como los tele-electores tienen el deber de distribuir 10 distintos valores de puntaje entre sus 10 candidatos favoritos. Esto tiene como propósito evitar que los participantes ganen debido al simple favoritismo o por campañas publicitarias. Las reglas del festival de Eurovisión se toman tan en serio la validez y justicia del resultado que incluso está prohibido asignarle puntos al mismo país al cual representas, por lo que, tanto los jueces como los espectadores de cada país, pueden solo calificar a los participantes de otros países.
El manejo de puntaje del televoto garantiza que los participantes ganen debido a sus méritos, y no sólo gracias al sistema de puntuación (que ya voy a explicar mejor), sino además por fundamentarse en una elección integral, balanceada entre el voto experto y el voto popular, y por último, por las reformas hechas en el 2016 sobre el sistema de votos, el cual ya no revela cuál participante lleva mayor cantidad de puntos, con lo que se elimina el problema del trasvasado de votos.
Así pues, de implementarse el sistema de voto telefónico en elecciones políticas o gubernamentales, este sistema de votación cualitativo, con asignaciones de puntaje, podría ser presentado a los electores para probarlo y evaluar sus resultados.
Así es como funciona el sistema de puntajes del televoto:
1.- A cada elector (jurado o espectador) se le asignan 10 fichas de puntuación con los puntos (1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (10) y (12).
2.- Cada elector debe asignar el mayor puntaje (12) a su candidato favorito, y asignar los otros 9 puntajes a otros 9 candidatos, considerando que el mayor puntaje se asigna a quienes se consideran más dignos de ganar.
3.- Se saca el puntaje definitivo de cada candidato sumando los puntos que recibieron de todos los votantes extranjeros.
4.- El candidato con mayor puntaje es el ganador.
En las elecciones para el ganador del Festival de la Canción de Eurovisión se toma en cuenta 50% de la decisión del público y 50% de la decisión del jurado, lo que garantiza que se les dé voz a las masas mientras a la vez se le da peso a la deliberación fundamentada y experta de un jurado. Usar un sistema parecido en elecciones políticas crearía una mezcla entre democracia directa y democracia representativa. En ese caso el jurado podría estar conformado con un juez representante por cada partido político. Pero se trata de simples hipótesis jamás puestas en práctica.
Lo cierto es que el sistema de asignación de puntos, sumado a un sistema de votación telefónica con garantía de anonimato, resultaría revolucionario para la aplicación de la democracia postcovid, la cual no solo está apuntada hacia conseguir la tecnología para automatizar los procesos electorales, sino también hacia elegir líderes mejor preparados, que sepan responder con audacia, sensibilidad y calculada estrategia a las situaciones de crisis como la que se está viviendo con la Covid-19.
La inversión necesaria para permitir el televoto requiere dinero, tiempo y esfuerzo, de los equipos de logística, de ingeniería en telecomunicaciones, y de los electores que tienen que aprender a utilizar el nuevo método.
Si se considera que ya se encuentra en desarrollo la votación electrónica con dispositivos inteligentes, la cual en menos de una década podría haber sustituido cualquier otro sistema de votación que se haya inventado, se podría pensar que una inversión de estas magnitudes en el sistema de televoto sería una pérdida, o al menos un avance poco duradero, como pasó con el invento del VCD, que fue opacado rápidamente por el reproductor de DVD.
Si por otro lado se planifica una inversión en un sistema de voto telefónico flexible, que permita realizar una mudanza voluntaria desde la plataforma de telefonía clásica a la plataforma de telefonía móvil, o a la votación a través de Internet, entonces se estaría invirtiendo en el televoto no como un sistema individual próximo a caducar, sino como parte del diverso sistema de votación de la democracia digital, que pretende facilitar la transición de lo analógico a lo digital para todas las generaciones, y de esta manera garantizar el voto universal, accesible para jóvenes y mayores por igual.
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