Seguramente al hablar de comunicación política me sumerjo en un campo de acción bastante amplio, donde no existen recetas ni secretos únicos. Puesto que los escenarios siempre son cambiantes y las personas reaccionan de diferente manera en momentos y contextos distintos; dicho de manera sencilla, “lo que le sirvió a uno, no garantiza que le sirva a otro”.

Lo cierto es, y quienes estén dentro de este campo entenderán, que para desarrollar una estrategia de comunicación política para una campaña electoral, “comunicar para ganar votos”, es fundamental contar con un equipo de trabajo muy capaz, multidisciplinario, talentoso e innovador, un equipo que marque diferencia entre otros.

Para reforzar esta idea y parafraseando al conocido economista Adam Smith, en su célebre obra del siglo XVIII “La riqueza de las Naciones” me permito hacer algunas comparaciones conceptuales de esta obra y llevar algunos conceptos de economía clásica al campo del marketing y la comunicación política.

La riqueza de las naciones antes de la publicación de la obra de Smith, era considerada como “la cantidad de oro y plata que una nación tenía en sus reservas”. Sin embargo, Smith consideró la conceptualización como errónea y planteó que “se define por la cantidad total de producción y comercio de una nación”, lo que hoy conocemos como Producto Interno Bruto (PIB).

Tal como le pasó a Smith, en comunicación política existen muchos que consideraban o consideran que ésta se debe solo a la acción de comunicar unidireccionalmente, lo que hace o pretende hacer el político y que, además, puede ser realizada por una sola persona. Sin duda es una percepción errónea, ya que la comunicación política debe estar dirigida a conectar al político con los electores, lo que conlleva una comunicación que promueva la interacción “de suma con resultado positivo” y para hacerlo se necesita de un amplio equipo “detrás de escenario” que se encargue de ejecutarlo.

Smith planteaba que, “el origen de la riqueza proviene del trabajo de la nación, que será tanto más productivo cuanta mayor división del trabajo exista; ésta depende, a su vez, de la dimensión del mercado; y ésta, de los precios”.

Tanto la comunicación como la política tienen que ver con personas. Quienes comunican, quienes hacen política son personas y la hacen para personas. Se necesita entonces de profesionales especializados en diversas áreas del conocimiento (división del trabajo) como: politólogos, comunicadores, sociólogos, diseñadores, ingenieros, hackers digitales, abogados, entre otros; para desarrollar una estrategia y campaña política ideal dirigida a personas.

Encontramos entonces una principal similitud entre la obra de Smith y la acción de la comunicación política, la división del trabajo; entendiendo que la riqueza de las naciones en comunicación política deriva del conocimiento amplio de las personas y sus especialidades profesionales, que se hacen más grandes cuando estas suman y aportan a una estrategia de campaña en común con muchas visiones.

Pero mi afirmación de la riqueza de las naciones en comunicación política, no sólo hace referencia a la conceptualización de Smith en economía. Representa también un juego de palabras, en la cual quiero reforzar la idea de que conformar un equipo humano de muchas naciones/nacionalidades representa una riqueza para la comunicación política.

Y RRyCia a la cabeza de Ramón Ramón evidencia esta riqueza, ya que está conformada por un equipo humano con principios y valores colaborativos que aportan con conocimiento y experiencias amplias al trabajo diario de llevar adelante y hacer posible una nueva forma de comunicar y hacer política.

En este día...


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