Ya llegué a Santiago, y como no podía ser de otra manera, fascinante atravesar la Cordillera de los Andes, es una gran imagen, y eso que venía agotado, sin haber pegado ojo en muchas horas y habiendo estado tirado desde las 04:30 hasta las 9:00 en el inmenso aeropuerto de Sao Paulo, lo peor, no haber encontrado ninguna wifi a la que conectarme 🙁
Bueno, en Santiago, nada más aterrizar, el amigo Pancho me recogió y desde entonces pegado a él. Poca cosa para el primer día, visita a amigos y familiares, conociendo un poco del día a día de los amigos chilenos, un almuerzo en familia, probando algunos platos típicos, una cena-copa con amigos, y … la deseada cama, que como siempre suele ocurrir, he dormido poco, y desde las 9:00 (a -2º de temperatura) conectado a la red contestando correos y mandando mensajes, escribiendo este post,… ¡una mañana de domingo!
Creo que de todo, lo más duro es dejar Málaga a 33º y encontrarme en Santiago a -2º C, eso el cuerpo, junto a la desorientación de horas, me lo está indicando.
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